jueves, 5 de noviembre de 2009

Y mi alma con vos... San Martín

Lo que vivimos el domingo 1 de noviembre por la noche y el 2 de noviembre de madrugada fue genial. La verdad que estamos muy agraciados de haber podido vivir la etapa en la que San Martín cumple 100 años y no así aquellos que fundaron el club y alguna que otra generación posterior que por "x" motivo no está hoy entre nosotros. Lo cierto es que esto fue algo que veníamos esperando hace mucho tiempo y con el correr de los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos y los segundos, el corazón latía más fuerte y se estremecía todo el cuerpo. Sabíamos que a las 00:00 del 2 de noviembre, San Martín iba a entrar en el selecto grupo de clubes con más de 100 años y además un club con tanta historia y gloria. Ese fin de semana fue lo más caliente del año. Las temperaturas a cualquier horan ondaban los 45º y la verdad estar en cualquier lado se hacía insoportable. Todos con obligaciones dada la fecha y el momento del año, partimos a lo que fue la vigilia del Santo Centenario. La familia de mi viejo siempre tuvo un vínculo muy estrecho con San Martín. Desde mis tíos, mis tíos abuelos y todas generaciones pasadas que vivieron en la Ciudadela, trabajando y aportando al historial del club, como jugadores algunos, como médicos otros, como administrativos otros cuantos y siempre con mucho amor, pasión y entrega, algo que caracterizó siempre a esta humilde institución. Mi viejo con su problema de corazón del que se percató hace poco menos de 4 meses, estaba nervioso. Y si, eran las 23:00 del domingo y yo lo veía nervioso, bostezando mucho y hasta temblando. ¿Nervioso por algo malo? Nunca. Estaba como shockeado por el cúmulo de emociones que se venía. Y para alimentar todo eso, en la ciudadela ante un marco de por lo menos 25.000 personas, pasaban videos de partidos, jugadores y goles históricos para San Martín, a los que la hinchada los gritaba como si se estuviesen jugando en ese momento. Todo eso iba alimentando esa adrenalina e impaciencia y a la vez ansiedad de que el reloj marque las 00:00 para ver cómo explotaba Tucumán. La cuenta regresiva fue una cosa de locos, muy pero muy emotiva. La hinchada cada vez más exaltada y cantando cada vez más fuerte. Las vengalas, las banderas. Las luces apagadas, solo rojo y blanco y... 10... 9... 8... 7... 6... 5... 4... 3... 2... 1... ¡FELIZ CUMPLEAÑOS SAN MARTÍN! Todos seguíamos cantando viendo cómo pasaba frente a nuestros ojos un tremendo show de fuegos artificiales mientras las minifaldas en vivo y en directo, las originales y las sucesoras entonaban el famoso, tradicional y fiestero "Canto a San Martín..." y mirar que mi papá no podía quitarse las manos de la cara y de llorar como loco y yo explotar en llanto también por verlo tan emocionado y tener un tremendo flash de momentos de mi infancia en ese club y todas las que pasamos, las buenas y las malas. Recordar más las malas que son las que te marcan a fuego y suponer todos los recuerdos de él que hoy tiene 51 años y desde que tenía días de vida fue a la cancha, y seguramente se le cruzaron todas esa imágenes en ese instante... Increíble la verdad. Lo que fue esa fiesta, es inolvidable y solo los que estuvieron saben de qué estoy hablando. Y solo los hinchas de San Martín lo comprenderán... no porque haya sido nuestra fiesta, nuestro centenario... Sino porque solo un club con la grandeza de San Martín festeja de esta forma y es tan del pueblo y genera tanta pero tanta pasión.