jueves, 11 de noviembre de 2010

Confianza

Después de haberme quebrado el meñique, volvimos al ruedo. Al ruedo del pantalón. Mucha agua ha corrido bajo el puente. Mucha agua ha salido de la canilla. Mucha agua he tomado estos últimos días. Es increíble cómo se pasó este año. Si bien estamos en Noviembre todavía, no termino de asimilar algunos cambios, producto del fin de un ciclo y el comienzo de otro. El agotamiento se deja sentir en nuestras mentes y nuestros cuerpos. Añoramos y pedimos a gritos las vacaciones de verano, para ahogarnos en aguas azules. El verano es azul (?). Después viene esto de los códigos. De comportarse en base a una serie de preceptos que no todos pueden llevar instaurados en sus personalidades como banderas levantadas y prefieren flaquear y romperlos, perdiéndoselos por el orto a veces cuando algo de mejor apariencia aparece. Pero no todo lo que brilla es oro. Y el tiempo lo ha demostrado. Sin embargo puedo seguir contando con la misma gente. El otro día me senté con un tinte melancólico a ver videos que grabábamos con mis colegas en el 2008-2009 y flashé que son momentos. Momentos que tenés que aprovechar al máximo porque aunque la amistad perdure, esas situaciones se tornan más difíciles de revivir con el tiempo y los nuevos compromisos. Aborté un par de proyectos por diferencias personales (?). Tenía ganas de decirlo aunque no tenga una pinga que ver. Seguro me estoy olvidando de muchas cosas. Algún día volveré para escribirlas.