Llevame 45 minutos hacia donde los edificios crecen

¡Qué placentero es rascarse! Anoche mientras volvía a mi casa, y siempre reflexiono en ese bendito bondi, me puse a pensar en mi infancia. En lo copado que era salir todos los santos días sin distinción de fines de semanas, feriados y fiestas de guardar (?) a jugar con los pibes. La elite estaba integrada por mi hermana y los de su edad, más todos los de miedad y edades aledañas (!). Eramos todos los de una cuadra... en realidad de aceras enfrentadas. Si me pongo a contabilizarlos hoy, te diría que eramos cerca de 15. ¿A qué jugabamos? Te preguntarás... y te aseguro que ni te lo preguntaste. Bueno... Siguiendo la movida de la pregunta no-retórica :P ... vos a contestar de todos modos. Jugábamos a las escondidas. ¡Oh! ¡Qué buenas épocas la concha de la madre! Me acuerdo con mucha claridad y contundencia mis días en esos tiempos... Levantarme tipo 7 de la mañana, putear a los 4 vientos por no poder dormir más, prometer que nunca más iba a ir al colegio, ¬¬ ir al colegio... Volver, almorzar, la familia. A la siesta, con el último bocado todavía en proceso de trituración, era inducido a hacer mis tareas con las alentadoras palabras de mi abuela: "Es mejor que las hagás ahora asi a la tarde podés jugar con tus amigos sin tener que preocuparte"... Y tenía razón la doña. Tipo 4 ya estaba desocupado. En mi casa dormían todos siesta, y mi hermana estaba en el colegio porque iba por las tardes. Entonces casa silenciosa, pasillos desolados y muchas cosas a mi disposición era más o menos el paraíso. Me acuerdo que sacaba un frasco con cereales que había en la alacena y me lo bajaba mientras veía programas de tv onda ¿Dónde está Wally? Después se levantaban de su siesta, merendabamos... y después de jugar con el "Family" o el "Sega" y cuando mi hermana llegaba del colegio con los otros pibes salíamos a jugar... Las noches eran nuestras, la cuadra, las aceras, las historias y vivencias. Jugar a las escondidas por toda la cuadra, la adrenalina de encontrar a alguien y salir corriendo al "Salvo" para decir "Piedra por.." Tremendas sensaciones. Cosas que nos van marcando, y me marcaron. Transpirar mucho, pasarla bien, reir... Después llegaba la hora de cenar. A cada uno nos llamaban en horarios distintos a cenar, diferencia de minutos. Los que no eran llamados quedaban jugando afuera. Terrible indigestión la de todos, porque comíamos de forma muy apresurada para salir otra vez a seguir jugando. Se hacían las 11... Empezaban a llamarnos para que nos bañemos y nos acostemos porque al otro día había que ir al colegio, otra vez. Lo más memorable de esas noches de "Escondidas" era cuando se cortaba la luz de la calle y todo quedaba totalmente oscuro. Y qué paradójico es todo esto, porque nuestros padres no tenían que estar pensando en que nos podrían raptar, robar, asaltar, asesinar ni nada por el estilo. Y no estamos hablando de 50 años atrás. Tan solo 10. Cuando llovía jugábamos adentro de mi casa. Siempre fue en mi casa. No se por qué pero nunca me lo pregunté. Los juegos de mesa más pelotudos nos mantenían entretenidos mientras de fondo sonaban temas "hits" de la época. Qué buenos tiempos. Me gusta recordar esa época, sobre todo porque eramos tan unidos. Hoy todos tenemos caminos marcados y senderos por los cuales transitar para ser feliz en esta vida. En cuanto fuimos conscientes del papel que desempeñamos cada uno en la vida, todo fue distinto. Hasta algunos cajetudos hoy te cambian la cara y no te saludan, siendo que crecimos juntos. Pero eso es otra historia...